Comienza el verdadero camino a la promiscuidad (III)

El tiempo había pasado normalmente; como de costumbre. Comencé ha hablar con Alex, hablábamos casi todo el tiempo y me gustaba mucho hacerlo, es decir, el era demasiado gracioso y en la noche podíamos conversar hasta por tres horas seguidas, Camilo me había estado preguntado ¿Hablaste con mi primo? Yo le había dicho que sí, pero nada  fuera de lo usual, el me dijo que eso le parecía bien, Alex no hablaba nada con Camilo sobre mi, ellos no se veían casi, Camilo trabajaba en la tarde y llegaba muy entrada la noche, cansado y se acostaba de inmediato a dormir mientras que Alex trabajaba en la mañana; pero llegaba mucho mas temprano a la casa, a eso de las seis, Camilo por otra parte podía llegar hasta las diez de la noche y la verdad era que muchas veces no hablábamos por eso. Yo me enfocaba mucho en mis estudios, era alguien demasiado difícil de persuadir para que no cumpliera con mis deberes, en el colegio los muchachos que ya se iban a graduar eran muy guapos y todos se veían bastante maduros a pesar de que el promedio de sus edades era de 17 a 18 años, en el colegio las muchachas de once me molestaban demasiado y me seguían para darme besos y cosas así, era en verdad incomodo; un muchacho que se la pasaba con ellas me atraía porque tenía rasgos de alguien malo, no se; es demasiado extraño, ustedes dirán ¿malo? me refiero a que era rebelde y me gusta su rostro; tenía una piel blanca y sus cejas y cabello al igual que sus ojos eran muy negros, tenía rasgos muy finos pero masculinos que me hacían mirarlo todo el tiempo. Un día iba por un pasillo largo que tenía que cruzar para llegar al patio y el estaba sentado en el piso a un costado y se quedo mirándome, yo lo salude y dijo muy fuerte -Quiubo parcero- no pensé que me fuera a saludar y menos así, entonces le dije -Hola ¿Porque tan solo?- me tomo la mano y me jaló para que me sentara a su lado, me dijo -no entiendo unas cosas de sociales, tu ¿Sabes de historia? Tengo un examen y no me acuerdo de eso, porque lo vi ya hace tres años- Eran unas cosas sobre la era napoleónica y yo estaba viendo precisamente eso, le dije lo que tenía que saber; se estaba haciendo tarde porque ya el descanso había acabado e iba  con cinco minutos de retraso, cuando yo me dispuse a retirarme el me dijo -¿Eres gay?- yo me quede atónito y le dije -a veces- entonces me respondió -¿Como así, eres hetero curioso?- yo le dije -No, soy gay pero aquí creen que soy hetero entonces técnicamente por eso tengo que ser gay a veces- el se sonrió y dijo -Que cosa ¿Puedo besarte?- le dije -un beso pero en la mejilla- (no quería comenzar a volverme una perra) el me dio el beso, aunque le dije en la mejilla me lo dio cerca al labio y me dijo -Se ve que eres un ñoñito, pero eres lindo... podemos hablar después?- Le dije, veámonos cerca del árbol del patio ¿Si?- El dijo -Me esperas ¿Vale? Y si yo salgo de primeras te espero- Yo le dije -Se nos hizo muy tarde, chao- el se fue corriendo rápidamente al igual que yo- cuando llegué ya estaban en clase y todos se quedaron mirándome como alguien completamente desconocido, la profesora me regaño muy fuerte pero había valido la pena; había visto a ese muchacho ya hacía bastante tiempo y algo me decía que era gay, yo casi no veía que hubieran homosexuales en el colegio pero tenía un don que estaba seguro tenían todos los gays y era el "Radar gay". (Diccionario de la Real Academia de Homosexuales/ Radar gay: Dícese de poderes naturales que tienen todos los homosexuales y se activa cuando se perciben ciertos ademanes que no concuerdan con el género masculino, movimientos amanerados, miradas que son demasiado dulces para ser de un heterosexual, distanciamiento parcial de la realidad que se percibe en la forma más usual que es tarareando una canción pop /Lady Gaga/ o algún tipo de frase repetitiva como /Deja el Show/ también se puede presentar cambio de sexo a las cosas que se nombran, los el se vuelven ellas /la que no coordina/ {Ejemplo más usual de la dívaza}) Generalmente yo siempre he tenido muy bien mi radar gay y me he equivocado una cada cien veces por lo que casi nadie me podía mentir con respecto a su sexualidad. Al terminar la aburrida clase de química (Al final te querías dar un tiro del aburrimiento) yo me dirigí rápidamente al árbol; el estaba allí con sus amigas abusadoras, ellas me saludaron pero ya no como antes de esa manera en como acostumbraban tan exagerada y el me dijo -Vamos, necesito ir al baño- yo me imaginé de inmediato un montón de escenas sexuales y asentí con la cabeza, cuando llegamos se acercó a los orinales, yo quería salir porque no quería verlo orinar obviamente, pero el dijo -No seas bobo y espérame ahí- el se refería justo de tras de el, sacudió su miembro y se subió el pantalón, se lavo las manos y me dijo -¿No vas a orinar?- Yo le dije -No tengo ganas- El entonces me arrinconó contra una pared muy al fondo del baño donde nadie veía desde afuera ni aún con los espejos quien estaba allí; me preguntó -¿Eres pasivo?- yo le dije que si e inmediatamente me giro contra la pared y yo le dije que no podía hacerlo ahí, el dijo -Entonces nunca vas a tener un cruising de ningún tipo- Le dije que si hacíamos algo iba a ser sexo oral y ya, entramos a un cubículo del baño, se bajo su pantalón y me coloqué muy nervioso, cuando lo fui a masturbar e hincarme frente a el entraron hombres que eran de mi salón, sus voces eran inconfundibles, uno de ellos le dijo a otro -Marica, ahí dos manes ahí- yo quedé helado, a mi cruising de inmediato se le desapareció la erección, los que eran de mi salón decían -Que asco- y gritaban fuerte -Consigan cuarto, perras- simplemente fue penoso, bochornoso y no podía ni hablar, me había dado muchas ganas de llorar; esperamos a que se fueran y no se oyera nada más que nuestra lenta respiración, yo salí primero, el quería decir algo pero no lo hizo y simplemente bajo la mirada, yo no me despedí y recuerdo haber corrido rápidamente por las escaleras rumbo al segundo piso para la biblioteca y hacer de cuenta que yo salia de  allí para no levantar ninguna clase de sospecha, cuando baje de nuevo los de mi salón estaban allí abajo y me miraron, me preguntaron -¿Usted todavía acá?- Yo les dije -Tengo que hacer unos trabajos para una clase en la tarde- y se despidieron de mi de forma despectiva como usualmente lo hacían -Chao imbécil- yo me fui a mi casa, no hablé esa noche ni con Alex ni con Camilo porque no quería hacerlo con nadie, me sentía muy mal y no me parecía sensato seguir alargando ese tipo de relaciones, estaba confundido, en extremo y la verdad pensé muchas veces en suicidarme, al principio por no poder hablar con nadie con respecto al tema y después era porque cada vez que tenía sexo duraba mas el arrepentimiento que el placer de haber tenido la relación. Hoy en día se puede follar con libertad, mucha libertad de hecho, pero no hay que olvidar que el amor placentero se puede convertir en una masa deforme y turbia que acarrea un lodo lleno de incomprensiones, esa es la verdadera palabra que se puede utilizar para todo este embrollo, sin mas ni menos nunca logramos entender el porque el amor o acaso no han leído la decepcionante filosofía de Erich Fromm? El arte de amar es una obra bastante realista con la que yo sinceramente me reconozco y acepto todos mis actos sin retractarme, dejar de ser tan hipócrita a mi mismo y no ser un completo mojigato. (El sexo soy yo, represento al placer en la tierra y eso me llevara a mi propia tumba).                                            

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